Lampo, il cane viaggiatore


Lampo, apodado «il cane ferroviere» (el perro del ferrocarril) o «il cane viaggiatore» (el perro viajero), era un perro mestizo con manchas, que se hizo famoso por sus viajes en tren por Italia.

Lampo apareció en la estación de Campiglia Marittima, provincia de Livorno, región de Toscana (Italia), un día de agosto de 1953: era un «mestizo pícaro, sin familia ni casa», que se bajó de un vagón de carga de un tren que pasaba.

Elvio Barlettani, el subdirector de estación, fue persuadido por su hija Mirna para que lo dejara en su oficina, a pesar de las estrictas regulaciones ferroviarias, «por no más de una noche». Sin embargo, los dos terminaron adoptándolo y llamándolo Lampo (traducido del italiano: Rayo), debido a su velocidad.

Muy pronto, el perro aprendió los horarios de los trenes, distinguiendo los trenes lentos de los rápidos, para poder ir a algún lugar todos los días y regresar al atardecer. Casi todas las mañanas subía solo al tren en Campiglia para ir a Piombino a acompañar a Mirna, la hija del gerente, al colegio y luego regresar a la base de Campiglia.

Después de unos años, la dirección del departamento de ferrocarriles de Florencia obligó a Barlettani a retirar al perro Lampo: inicialmente lo subieron a un tren de carga con destino a Nápoles, pero logró regresar a Campiglia a los pocos días ante la alegría y sorpresa de quienes lo querían y extrañaban.

Posteriormente se le encargó el cuidado de Lampo a un agricultor del campo cercano a Barletta. Sin embargo, después de cinco meses, el perro logró regresar a Campiglia Marittima, donde se convirtió oficialmente en la mascota de la estación de tren.

Su historia intrigó a periodistas de todo el mundo, quienes le dedicaron programas de televisión, artículos y portadas de revistas. En noviembre de 1958, la RAI emitió un reportaje dentro del noticiero Giramondo – Children’s.

Después de hacerse famoso, el perro Lampo fue reconocido por el guardián del puerto de Livorno, quien dijo que había tenido al animal con él durante algún tiempo después de verlo desembarcar de un navío estadounidense en 1951.

En la noche del 22 de julio de 1961, Lampo murió atropellado por un tren de carga. En 1962, poco después de su muerte, se hizo una colecta entre los trabajadores ferroviarios y una suscripción lanzada por la revista estadounidense This Week, para colocar un monumento en su homenaje, lugar donde también descansan sus restos.

Su humano, Elvio Barlettani (fallecido en julio de 2006), publicó en 1962 para la editorial Garzanti el cuento Lampo, el perro viajero, un éxito editorial con quince ediciones hasta 2009. El libro ha sido traducido al:

  • inglés (Lampo , el perro viajero),
  • francés (Lampo, chien voyageur, reimpreso con el título Le chain que prenait le train),
  • alemán (Lampo fährt, wohin er will: Abenteuer eines gescheiten Hundes, traducible a Lampo va, donde desee: la aventura de un perro inteligente)
  • y japonés.

En 1967 la historia de Lampo fue ficcionalizada por el escritor polaco Roman Pisarski en el cuento «O psie, który jeździł koleją» (literalmente: Sobre el perro que viajaba en tren), lectura obligatoria en las clases de tercer grado en Polonia.

En 2014 se colocó un nuevo homenaje a Lampo en una rotonda a pocos metros de la estación ferroviaria.

Busca los monumentos a Lampo en el mapa: Monumentos al perro en el mundo

“Lampo solo quería vivir de una manera diferente a todos sus semejantes, viajando para conocer no solo un poco de nuestro mundo, sino también la vida y los sentimientos de los hombres”. (Elvio Barlettani)

La historia de Lampo nos deja un regalo: podemos verlo en su rutina diaria a través de un documental que sin duda, nos conmueve.


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