Museo Regional de Nayarit

Es una visita obligada en el centro histórico de Tepic para tener una visión panorámica del proceso de desarrollo arqueológico nayarita previo a la época del contacto y conquista española.

El museo está ubicado en un edifico construido, como casa habitación, en la segunda mitad del siglo XVIII por el rico hacendado Felipe Liñán y de la Cueva, padre del ilustre bachiller Felipe Liñán y Mejía, cura, vicario y juez eclesiástico de Tepic, dueño de la hacienda de San Miguel de Mora.

A fines del siglo XIX  es adquirido por la Casa Comercial Delius, albergando en su planta baja las oficinas del Consulado Alemán, que atendía asuntos diplomáticos, financieros y comerciales, mientras que la planta alta servía de habitación a la familia del cónsul Maximiliano Delius, hasta 1930, en que esta casa comercial se retiró de Nayarit.

En 1933 el gobierno del estado adquirió el inmueble para instalar en él la Escuela Primaria Fernando Montaño, la cual ocupó el edificio hasta el año de 1948.

En 1949 distintas oficinas del gobierno del estado compartían el edificio con el Museo Regional de Antropología e Historia de Nayarit, que ocupaba el ala norte de la planta baja del edificio. Desde 1969 el Museo Regional de Nayarit ocupa la totalidad del inmueble.

El Museo Regional de Nayarit  trata en sus siete salas de exposición permanente, aspectos diversos de las distintas tradiciones culturales arqueológicas nayaritas a lo largo de los siglos, previo al contacto y conquista española.

Concheros

La primera tradición cultural es la llamada Concheros, cuyas manifestaciones más antiguas se localizan en el periodo formativo temprano, alrededor de 2000 a.C., en concheros ubicados en costas y marismas, de donde toman su nombre. Se trata de grandes cúmulos de restos de conchas y caracoles que dan cuenta de la explotación sistemática de los recursos marinos y costeros por parte de grupos humanos asentados en la zona. Allí se han encontrado instrumentos y herramientas  como anzuelos, brazaletes, collares, cascabeles, etc.

Tumbas de tiro

La Tradición Cultural Tumbas de Tiro con presencia desde el Formativo Tardío y durante el periodo Clásico (200 a.C.-600d.C), se caracteriza por su arquitectura funeraria que consiste en tiros excavados a diferentes profundidades que conducen a cámaras subterráneas con formas y dimensiones diversas (redondas, cuadradas, de una sola cámara o con varias de ellas), asociadas a ricas ofrendas cerámicas, con objetos elaborados en concha y lítica, entre otros materiales). Nos muestran un complejo sistema económico, social, religioso, militar, de los grupos humanos asentados en los valles del sur de Nayarit y  zonas serranas cercanas a grandes corrientes fluviales.

Tres estilos cerámicos de la tradición tumbas de tiro

Las maquetas

Las maquetas del occidente de México representan escenas con uno o más temas centrales. Aunque en muchos de los casos se desconoce su procedencia y contexto origina, su análisis proporciona información valiosa. Por ejemplo, hay personajes que realizan actividades cotidianas dentro de la casa familiar, así como individuos situados en las áreas colectivas del exterior. También se advierte que las viviendas de dos niveles e comunican mediante escaleras: el nivel inferior ha sido interpretado como la casa de los muertos, mientras que el superior, como la casa de los vivos.Otras maquetas muestran escenas de procesiones fúnebres, juegos rituales e incluso festividades en las que algunos personajes tocan distintos instrumentos musicales.

Tumbas de fosa del sitio «El Ranchito»

Un panteón prehispánico descubierto en el predio conocido como «El Ranchito», ubicado en el municipio de Ixtlán del Río, reveló importante información sobre una forma de enterrar a los muertos, contemporánea a las inhumaciones en tumbas de tiro. El hallazgo se produjo en el año 1993 antes de la construcción de la Autopista Ixtlán-Tepic. Se encontraron 10 fosas deplanta oval con restos óseos de cuatro niños y diez adultos acompañados de figuras y vasijas de barro. A diferencia de los rasgos arquitectónicos que poseen las tumbas de tiro, los entierros de «El Ranchito» eran fosas sencillas, tres de ellas agrupadas en torno a un tiro corto de 50 cm.

Los hallazgos de «El Ranchito» son de interés porque indican que la población local asimiló patrones culturales procedentes de otras regiones como la costa sur de Nayarit, Jalisco y Colima donde enterrar a los muertos en fosas, fue una práctica común.

Tlachiquero

Entre las piezas recuperadas en «El Ranchito» destaca una figura masculina que representa a un tlachiquero, es decir, una persona dedicada a extraer el aguamiel de las plantas de agave mediante succión, utilizando un acocote. Este personaje se encuentra sentado de tal manera que sus piernas se observan flexionadas; una de sus manos descansa sobre la rodilla izquierda, al tiempo que sostiene una pequeña vasija. La calabaza alargada y hueca agujereada por ambos lados, llamada acocote, es sostenida por este hombre con su mano derecha. En la época prehispánica el aguamiel sirvió para elaborar una bebida fermentada llamada pulque. A dicho líquido se le consideraba sagrado y tuvo un importante uso ritual y medicinal.

Tlachiquero

Proyecto arqueológico «El Cajón»

Durante la construcción de la presa El Cajón, en Nayarit, el INAH impulsó un proyecto de salvamento mediante el cual, a lo largo de tres años, se investigaron 82 sitios arqueológicos desconocidos hasta ese momento. Uno de ellos, La Playa, en el municipio de la Yesca, destaca porque es un gran cementerio donde se detectaron 29 tumbas de tiro, casi todas selladas desde el momento de su clausura, en los primeros siglos de nuestra era, y que el ser descubiertas conservaban intacto su contenido. La manera en que cada sociedad concibe el mundo, la vida y la muerte se refleja en su arte y arquitectura. El caso de las tumbas de tiro es notable debido a que la construcción de la última morada de un personaje implicó la excavación de cámaras subterráneas conectadas con la superficie mediante un estrecho conducto. Para algunos, esta concepción es una alegoría del útero femenino, con lo cual se pone de manifiesto que la muerte no es sino el regreso al hogar original, a la tierra fértil que dio vida a los seres vivos.

Músicos y cantadores

Los músicos, por lo general, se representan sentados, cantando y tocando instrumentos de percusión como tambores, caparazones de tortuga y sonajas, o con otros de fricción en forma de pez. LA indumentaria incluye tocados que los distinguen de otros personajes. En las comunidades prehispánicas del occidente de México, la música jugó un papel significativo en festividades religiosas como los funerales.

Mujeres

Emblemáticas de los ajuares funerarios son las esculturas de arcilla que aluden a mujeres embarazadas, símbolos de fertilidad. En estas piezas destacan mujeres desnudas, de cuerpo prominente, cabeza pequeña y nariz en forma de pico de ave. Al igual que los hombres, usaban una elaborada decoración facial y corporal, consistente en líneas verticales, círculos y espirales de colores. Los tonos varían entre negro, blanco y amarillo, que contrastan con el naranja del barro.

Las mujeres también se representaban en las actividades cotidianas: con los hijos en brazos o cargando vasijas con líquidos y otros objetos de uso habitual. De su atuendo personal destacan los complejos arreglos del cabello, en ocasiones sostenidos por una banda. Algunas figuras portan orejeras, narigueras, collares y brazaletes de barro.

Guerreros

La guerra ocupó un papel importante en a organización y cosmogonía de las sociedades del occidente de México, por lo que las representaciones de guerreros también forman parte de las ofrendas de las tumbas de tiro. Estas figurillas permiten conocer el ajuar militar durante el combate: algunos personajes portan un casco bicorne y visten una camisa protectora o peto, el cual debió de estar forrado de algodón para amortiguar los golpes. Con frecuencia blanden una macana o escudos. En la parte inferior del torso no llevan prenda alguna, ya que los órganos sexuales al descubierto son una manifetación de culto a la fertilidad masculina. El cuerpo y el rostro están decorados con diseños geométricos en blanco y negro. Además, llevan tocados de plumas, collares, orejeras y narigueras.

Las urnas Mololoa

Diversos entierros colectivos, descubiertos en su mayoría a partir de la segunda mitad del siglo XX en varias zonas de Tepic, permitieron caracterizar rasgos culturales y costumbres funerarias de una singular tradición asentada en el Valle de Matatipac y las inmediaciones del río Mololoa, del cual tomó su nombre. En un primer funeral se apaciguaba al difunto para encaminarlo a su purificación y esto se consolidaba mediante las segundas exequias, que coincidían con los ritos de integración del muerto en el ámbito celeste y el levantamiento del duelo por parte de los parientes.

Otra característica de la tradición Mololoa es que los restos óseos evidencian un tratamiento particular de cremación: los cadáveres, aún con sus partes blandas, eran sometidos a temperaturas de entre 800 y 900 grados centígrados. Después se quebraban los huesos restantes para depositarlos en vasijas y ollas junto con las cenizas. Estos vestigios arqueológicos también se han asociado con materiales que permiten suponer una contemporaneidad con las tumbas de tiro (300aC-500dC).

Esculturas chinescas en la zona nuclear Aztatlán

La presencia de vasijas decoradas y figurillas «chinescas» en las tierras bajas constituye una de las mejores pruebas de la expansión agrícola desde el Altiplano hasta la costa nayarita. Dentro de este conjunto escultórico (fechado entre el 100aC y 400dC) se pueden ver representaciones femeninas con las manos colocadas en el vientre o en etapa de gestación, por lo que aluden a cultos relacionados con la fecundidad.

Ofrenda con figurillas miniatura

Esta ofrenda se localizó en 1969 en el sitio arqueológico de El Chicochi, en el municipio de Tecuala. En su contexto original consistía de 52 figurillas planas de pasta fia, decoradas con pintura corporal en color negro y con aplicaciones al pastillaje, manufacturadas en caolinita, una variedad de arcilla muy pura de color blanco. Las figurillas modeladas, entre las que destacan jugadores de pelota y mujeres en etapa de gestación, guardan un estrecha afinidad estilística con las figurillas sólidas estilo Mololoa, distintivas del período Epiclásico (600-900dC) en sitios del altiplano nayarita.

La metalurgia de Aztatlán

Los resultados de la composición química por elementos del anzuelo de cobre mostrado en esta vitrina, revelaron que su manufactura requirió de un alto nivel de especialización técnico-artesanal para mejorar las exigencias funcionales.

Y también me gustaron estos cuadros de la exposición temporal que tenía como eje temático al cocodrilo, animal emblemático del estado de Nayarit.

Obra: Krokodil  . Autor: Saúl Tortolero . Técnica: Acrílico sobre papel

Obra: Arrosa Azala . Autor: Pedro Ca . Técnica: Mixta sobre tela

Obra: la hembra y el macho . Autor: Pedro Casant . Técnica: acrílico sobre madera exgrafiado

Horario
Lunes a viernes de 9 a 18 horas.
Sábados de 9 a 15 horas.

Costo de acceso
Entrada general: 55 pesos.




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